miércoles, 28 de mayo de 2008

EL OPTIMISMO DE LOS NECIOS

BLABLABLABLABLABLABLABLABLA…. Eso era lo único que escuchaba mientras movía con el tenedor mi ensalada de langosta templada con emulsión de papaya al aroma de fruta de la pasión...

Abrí la boca y las palabras salieron solas: “Esto no funciona” ¿Esto? La pregunta resonaba en mi mente, si ni siquiera hay un esto, me parece tan ridículo tener que terminar algo que no existe… en fin, me prepare para llantos y tonterías varias, lo único que deseaba era que no me arrojase la copa a la cara, por Dior, era un chardone buenísimo…

Pero lo único que encontré al alzar la vista fue una sonrisa. “¿Qué te hace tanta gracia?” pregunte. “Oh, soy muy optimista, al final lo solucionaremos.”

“¿Optimista? ¿De qué te sirve eso? Salvo que quieras sufrir más y hacerte esperanzas… “Estaba muy confuso. “No, no, es que soy muy optimista y seguro que todo sale bien… “respondió.

Cada vez estaba más sorprendido… “A ver si te queda claro, no hay nada que pueda salir bien…” pero allí seguía esa estúpida sonrisa... Por respuesta solo obtuve: “¡Necesitas tener algo más de optimismo!” Ya no aguante más… “Vale, si, muy bien, yo tengo que ser más optimista y tu… tú necesitas ser más realista, por favor, si está lloviendo piensas que parara porque eres optimista, noooo, es porque eres idiota, ¿que te hace pensar que parara? ¿Que parte feliz de tu cerebro te dice que parara mágicamente? Eso no es optimismo, el optimismo es esa parte de esperanza que te dice: “eh, no te suicides, las cosas no pueden salir tan mal.” Así que, haz el favor de decirle a esa parte tan feliz de tu cerebro que no hay nada que arreglar…

Por fin su expresión cambio. Y si, lo reconozco, soy cruel, pero me salió de forma tan natural… “oh, por favor, no llores, se optimista… yo pago la cena.”

Por si os lo preguntáis, no me tiro la copa, y si pague la cena, cogí un taxi bajo la lluvia, y cuando el taxista me pregunto a donde quería ir solo pude decir... “¿Con este tiempo? A casa, por supuesto.” Y se ve que hoy era mi noche… “¡Pero sea optimista seguro que mejora!” Sonreí y conteste: “Oh ya lo soy… Soy tan optimista que estoy seguro que me llevara a mi destino, de forma rápida eficaz y sin hablar del tiempo…” Creo que no le cayó muy bien al taxista, pero funciono…

Y es que, a veces, solo a veces, ser optimista sirve para algo…

JuanmaX

XOXO

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Yo creo que la crueldad no es necesaria nunca,aunque el que tengamos delante sea tan necio de no ver las cosas.

Creo que te pasaste. Y aunque puede que no lo creas ("eso a mí no me pasará") o en el caso hipotético que te haya ocurrido, siéndolo tú (cruel) no sacarás ninguna satisfacción verdadera, te lo digo por experiencia.

El que las dá, tarde o temprano las acaba recibiendo y multiplicadas. Consejo de amigo.

Un saludo y hasta proximos post

Anónimo dijo...

Colega se te va la pinza

Un beso